La dislexia es una de las
Dificultades de Aprendizaje más comunes en la etapa de Primaria, e incluso, se
mantiene en la etapa de Secundaria. En sentido literal, se habla de
dislexia cuando nos encontramos con un niño o adolescente que tiene un
trastorno o dificultad en el aprendizaje de la lectura y/o escritura. En la
vida cotidiana, es un término que se aplica
a menudo a niños que presentan lectura lenta y silábica, mala escritura e incluso problemas del habla o
en el lenguaje. Es frecuente que estos alumnos escriban números al revés, lean
alternando el orden de las letras o de las sílabas, sustituyan palabras, etc.
La dislexia no es un trastorno único,
sino un conjunto de síntomas que aparecen como consecuencia de un trastorno de tipo
neurológico ya que las diversas zonas cerebrales implicadas en el acto de leer
no funcionan correctamente por falta de sinapsis y conexiones nerviosas creando
así una inmadurez del desarrollo neurológico del niño.
Podemos detectar signos precoces de
dislexia desde el periodo preescolar, alrededor de los cinco-seis años. A esas
edades los signos más destacados son:
· El
niño hace algunas inversiones al hablar.
Por ejemplo el niño dice “lapa” en lugar de “pala”, “saca” en lugar de “casa”,
“petola” en lugar de “pelota”.
· Le cuesta ubicarse en el espacio. Los padres le indican que deje un
objeto en un lugar determinado y no lo encuentra; que vaya a buscar algo a una
habitación y se pierda por el pasillo.
· Ordena las cosas al revés, de derecha a izquierda (también
puede ser un signo de lateralidad zurda o de lateralidad cruzada).
· Tiene
problemas importantes de movimiento:
es torpe con su cuerpo, tropieza fácilmente, parece que no vea las cosas, se cae
con facilidad, no es bueno en juegos deportivos con la pelota; tira los objetos
con el codo sin darse cuenta, mal equilibrio…
· A
los cuatro años, escribe su nombre al
revés, empezando por la derecha y le cuesta corregir esta tendencia.
· A
los cinco años hace abundantes inversiones
al escribir los primeros números, los escribe al revés y le cuesta
corregirlo.
· Chuta
igual con las dos piernas, utiliza las dos manos para todo, pinta con una mano,
escribe con la otra, empieza a dibujar con una mano, cambia el lápiz y sigue
con la otra; lo mismo hace al comer, etc.
· Llega a los cinco o seis años sin
definir una dominancia lateral.
· Cuando
dibuja lo hace de abajo a arriba, empieza por el lado derecho del papel y va
dibujando hacia el izquierdo.
· Le
cuesta ponerse un pantalón o confunde prendas de vestir muy diferenciadas.Siempre se coloca los zapatos al revés.
· A los cinco o seis años confunde la
derecha y la izquierda.
· Le cuesta diferenciar sonidos
parecidos entre sí (deficiente discriminación auditivo fonética)
En todos estos casos, hay que actuar
pronto, antes de que avancen los cursos y entre de lleno en el aprendizaje de
la lectura (6 o 7 años) porque sólo podemos hablar de prevención si actuamos
durante la etapa preescolar.
Los educadores que observen este tipo
de signos en sus alumnos deben dirigirlos, cuanto antes, a un especialista que
les ayude a diagnosticar la causa de estos trastornos y aplicar el tratamiento
adecuado. Generalmente el problema puede resolverse aplicando un programa de
tratamiento causal individual. Consiste en un conjunto de ejercicios,
organizados por etapas, que se aplican en el gabinete de reeducación y, en
algunos casos en casa o en la escuela. Constan de ejercicios para desarrollar
las habilidades perceptivas y visuales básicas; desarrollar la dominancia
lateral de forma correcta, estimulación psicomotriz, desarrollo del esquema
corporal, la orientación espacial, etc. También son de gran eficacia los Métodos de Estimulación neurológica por medio
de la integración auditiva como la
Técnica Tomatis.